Por: Juandemaro Querales
El desastres económico a que fuimos conducidos durante el año que acaba de finalizar;
amenaza con extenderse por lo menos por un lustro más. El país necesitará de tres a cinco
años en recuperarse, eso sí, si se implementan medidas de disciplina fiscal y abandonan el
fatídico control de cambio.
Pero por los anuncios de Nicolás Maduro, de ocuparse durante el 2015 de la economía, nos
lleva a pensar que durante el nuevo año se agravaran las dificultades económicas. El nuevo
presupuesto fue calculado con el precio de 60 dólares el barril de crudo; si llegamos a esta
situación de quiebra a punto de declarar el default, con un precio de 120 por barril, que será
con la mitad y con tendencia a seguir bajando los precios del petróleo.
La crisis económica no parece tener fin, empujando al espectro social y político a dinamitar el
arremedo de estructura semidemocrática; que eleva el conflicto social a la confrontación,
llevando al régimen neo-autoritario a apelar al expediente de la represión militarista.
Sembrando el miedo, paralizando a los diversos sectores sociales descontentos y
desencantados; también amedrentan a los jefes políticos que enfrentan al oficialismo, cada vez
con mayor fuerza, en contra de la alianza madurista-militarismo.
Las últimas medidas tomadas por el madurismo-cabellismo, al dar un Dakaso Constitucional al
tomar por asalto, las vacantes por elegir en el Poder Moral, Consejo Nacional Electoral y
Tribunal Supremo de Justicia. Evidencia miedo por perder el uso abusivo del poder,
preparando con esta acción de filibusterismo político, nombramientos anticonstitucionales,
fraudes futuros como la elección de los representantes a la Asamblea Nacional para el mes de
octubre.
Por todo esto, el panorama luce mas sombrío ; desde el “salidismo” de febrero-abril aplastado
por un militarismo exacerbado, con saldo de 43 muertos y mil detenidos y condenados por
protestar a purgar cárcel. Ahora que la camarilla madurista-militar consiente de la posibilidad
real de perder el poder, por desgobierno, ilegitimidad y repudio, es capaz de plantearse la
posibilidad de establecer un régimen de facto y gobernar por decreto. Para seguir con el
derroche y la impunidad para reprimir y torturar. Estos a grandes trazos son los retos con que
deberemos enfrentarnos a escasos ocho días, donde la capacidad de análisis y sabiduría nos
pueden evitar caer en la tragedia de un desenlace cruento a la crisis endémica del modelo
despótico traído por Chávez en 1998.
Diciembre de 2014
