Por: Juandemaro Querales
LO FORMATIVO
Siendo una campesina recién avecindada en la pequeña ciudad, acusando influencia del Taller-
Hogar regentado por su madre quien posee una fábrica de cuatros, en el populoso barrio:
Pueblo Aparte. Se trata de la Luthier Juanita Colombo oriunda de la población de El Paso de
Baragua, línea divisoria de los Estados Lara y Falcón. La matrona proviene de una estirpe de
Indios Caquitios de una tradición musical que viene de soplar Caracoles marinos, Fémur de
Venados y Dantas, sonajeros de conchas marinas y danzan para provocar lluvias, para asi
preñas las cementeras plantadas de maíz y yuca: Las Turas. La Madre transformada por obra
de la modernidad, pasa a ser una pequeña empresaria, con medidas para fabricar el Diapasón,
cuello para las clavijas y separación de las cuerdas. Formulismo guardado en secreto en algún
lugar de la Casa-Taller. Pasado el tiempo la antigua artesana ve como los vecinos abandonan
las pequeñas factorías, para frecuentar el Bar Falcón, donde los obreros que construyen la
Carretera tipo 1, la Lara Zulia, durante el periodo perejimenista preanuncian la tragedia que
se nos avecina, por la explosión demográfica y urbana y muda de cuajo a la aldea que ya vive
de los “beneficios” del Mene y la demagogia de civiles y militares. Juanita Colombo parara
en la senilidad haciendo muñecas de piedras de rio, recogidas en lechos de ríos y quebradas
que abundan en la región. Su arte llega a despuntar en especial en la fase de la fabricación
de retablos en Honor a la Divina Pastora. Piezas que se conservan en Museos y Casas de
coleccionistas sabedores del alto valor que poseen.
La niña va a la Escuela como todos los párvulos de aquella Venezuela, después de realizar
oficios pre-industriales: moler el maíz, regar las trojas del conuco indio que abundaban en las
casas del barrio, con elementos de palenque africano y bohío caquitio. Allí fue alumna de Misia
Esperanza de Riera, en la famosa Escuela de la Guzmana: José Herrera Oropeza, que estrenaba
su fastuoso edificio. Son los años en que llaman a su Representante para reprenderla por
dibujar desnudos femeninos. La pacateria de la Escuela “Prietista” va a ir señalando la futura
atracción por las medidas de Praxiteles, Fideas, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonaroti, en
el camino a la madures de la artista.
Como toda mujer del Barrio se queda solo con la aprobación de la Primaria, monta un hogar
con pareja, vienen innumerables hijos, sucediendo un largo paréntesis, donde de manera
silente en una sociedad en constantes cambios, va a despuntar en su imaginario su pasión
futura, por líneas y colores, que sorprenderán a una plástica estereotipada en paisajes
xerófilos y bodegones de patrón Mediterráneo.
I-LOS PROCERES
Para la pintora caroreña el Procerato latinoamericano es fundamental en su Arte. Con Simón
Bolívar en la cima de la religión civil del Culto al Héroe, el Libertador va a ser la única excusa
a su actividad sobre el caballete y pomos de esmaltes. Años en que su mirada se va a posar
en experiencias muy cercanas a sus planteos estéticos. El mestizaje, el color de la piel o los
grandes escenarios, mitad ceremonias católicas con rebeliones de patizambos, indígenas o
proletarios de minas y posos petroleros.
Cuando el Presidente Hugo Chávez nos visita aquella mañana de Abril de 1994 e inaugura el
monumento abstracto del escultor victoriano Noel Hernández allá en la Plaza del Ateneo de
Carora. Dejando a su paso una estela de adoración al Guerrero inmortal por todo el país. Ciclos
que se repiten desde la Apoteosis de diciembre de 1842. Chanita Colombo le regala un Oleo de
Bolívar con sus amantes: Manuelita Sáenz y Pepita Machado, con lo que sorprende al futuro
gobernante: con sus rostros morenos y de tez pálida como dejando claro la jerarquización en
una sociedad estrechamente dividida en distinción de razas. Estratificación trasladada a la
República, aunque en las nuevas Constituciones abunda un lenguaje tramposo disfrazado de
ideas de la Ilustración Francesa en segunda generación.
Periodo rico en experiencias con el lienzo, también sorprende la consistencia que muestran sus
ideas, producto de abundantes lecturas a que la motiva el roce con intelectuales de gran peso:
Tito Núñez Silva, Guillermo Morón, Luis Beltrán Guerrero y su amigo entrañable Leonardo
Pereira Meléndez, propagandista exclusivo de su talento. Ni Páez “el gran Centauro” es un
peculador de algunos dinerillos; Ni Bolívar es el Cromañón de Izarra, negando la autenticidad
de Gil y López, el pintor de su época limeña “el que mejor me ha pintado” dice el Libertador
en carta a María Antonia Bolívar, acompañada con una copia del cuadro en cuestión y
entregado por Antonio Leocadio Guzmán.
El Procerato sirvió a Chanita Colombo para ahondar en el figurativismo, como el dolor que
le causo a Goya la ocupación napoleónica a España, para llenar de rostros y cuerpos sus
claroscuros afamados.
En un país de héroes inventores de la idea de América, el “mundo” de aquella Reforma
que casi acabó con una sociedad que dan en llamar la venezolanidad, es el membrete que
estampa todo lo que hacemos sobre esta tierra y moldea nuestra alma así en el arte como
en el lenguaje documental. Estas visiones acompañan a la Colombo que vive el periodo mas
esplendoroso de su compromiso con el arte que le viene de los Michelena, Rojas y Tito Salas.
II-EL MURALISMO
La llegada de Hugo Chávez al poder en 1998 significo una vuelta al Culto al Héroe como es
costumbre desde que Páez y Soublette traen sus restos en Diciembre de 1842. Toda la visión
de adoración al Mesías, la puesta al día de su aparato teologal, y la promoción de los nuevos
sacristanes del culto civil, Va a dar como resultado el aparecimiento de epígonos que creen
interpretar el nuevo credo a través de lemas y estribillos atribuidos al nuevo hombre fuerte,
que dice lideralizar una revolución socialista para el siglo XXI.
En la ciudad la “nueva” elite política se aprovisiona de códigos y lenguajes acordes con el
nuevo manejo del imaginario autoritario militarista: Constituyente y Muralismo.
Una artista alejada del dogma marxista y el autoritarismo reencauchado, traslada sus
investigaciones del marco y caballete, hacia el figurativismo Épico de gran formato, muy
cerca de la gigantografia de un aparato propagandístico de una pasión Orweliana presente
en el régimen. Esto da paso a una especie de muralismo al claro estilo del México insurgente
del periodo de entreguerras. Esta coincidencia quiso buscarse en el cardenismo y su
nacionalización del Petróleo, las grandes obras que emulan el imperio Azteca, seguido por
una política exterior de brindar asilo a revolucionarios rusos como León Troski, españoles
republicanos para echar adelante proyectos como el Colegio de México y el Politécnico de
Monterrey, y en el campo de la filosofía es memorable la contribución de un hombre como
José Gaos en el pensar el latinoamericano.
A nuestro entender la relación de este anacronismo singular en nuestra pintura podemos
buscarla en un intelectual y pintor cercano; es el gran Cesar Rengifo “Padre del teatro
venezolano”, discípulo directo de Rivera, Siqueiros, Orosco y el gran Posada. Si a ver vamos
los grandes momentos de Bolívar, eternizados en muros de plazas y fachadas de edificios
públicos, guardan relación con el Mural del Autor del Ciclo Petrolero en pieza teatral: “El Mito
de Amalivaca o Amalivacà” de la Plaza O`Leary entre las dos torres de El Silencio.
Cesar Rengifo es el modelo de este estilo aunque decimonónico con una concesión a viejos
mitos de la vieja izquierda continental como el Che Guevara y Fidel Castro. Su arte no deja
perder interés cuando apela a mitos de carne y huesos , a la espiritualidad de la Divina Pastora,
la Chiquinquira de Aregue y al gran Chío Zubillaga, conjugados en el inmenso sincretismo del
arte de una mujer que convive como una Eva en el paraíso, con su especial paraíso de la Calle
Lidice
Como todo seguimiento a dogmas y creencias irrita a otros fundamentalistas, hubo una
corriente de inquisidores que como Torquemada se dedico a dañar este Patrimonio de toda
Venezuela. Aquellos Guernica, lucen pintarrajeados y con frases obscenas, textos insultantes
en un país crispado, donde se ha sembrado la condenable separación por visiones sacadas de
algún viejo manual de enterrada guerra fría.
III- EL FOLKLORE
Pasada la etapa del dogma materialista nuestra pintora, emprende una nueva búsqueda que
la lleva al punto omega de la creación de una sociedad tan compleja como la venezolana: sus
manifestaciones culturales como el Folklore y entre ellos: El Tamunangue.
Es verdad de Perogrullo afirmar aquí “que la música más representativa de nuestro país es
el Tamunangue” y no es porque el contubernio Dictadura-Yolanda Moreno-Juan Vicente
Torrealba, crearon de manera pintoresca ese engendro llamado Joropo con atavíos traídos por
la nueva riqueza. Semana de la Patria donde la coreografía y la revista bailable parecían una
mala copia de la música flamenca.
Después de Lisandro Alvarado, Luis Mariano Rivera e Isabel Arets, Malula Capielo de Querales,
nadie había ahondado tanto sobre una manifestación folklórica tan exquisita y compleja. Baile
de Negros y sus siete suites, como Chanita Colombo, quien de forma abundosa y exagerada
llena todos los lugares del lienzo, donde resalta la forma coránica, como los teatros circulares
regados por los griegos en Sicilia y el Peloponeso. Las muchedumbres que tanto adora. Claves
en su Aretè. Negros, Indios, Blancos, como en:”El Reino de este Mundo” de Alejo Carpentier.
Esta serie de 18 cuadros se erigen en nuestra Divina Comedia, los anillos del Dante Alighieri,
Curarigua de Leal o el Tocuyo de Belzares, Losadas, Villegas, y la sed de todos aquellos
lunáticos por dar con el País de la Canela de Juan de Castellanos, ruta de Manaure, al Reino de
Muiscas o Moscas, para finalmente tocar en suerte a Don Gonzalo Jiménez de Quezada, fundar
la Ciudad de los Espejos como Amadises en la Sabana de Batacà.
La etapa del folklore es el periodo mejor logrado de la artista, para ello cuenta con la madurez
plena, que le dan sus largos años de entrenamiento y reflexión en teoría y praxis estética. Es el
largo peregrinar desde el lejano Naif a la pintura académica de Escuelas. Es bueno recalcar que
esta abundancia de cultura libresca e indagación en la luz del desierto tropical, lo produce lo
didáctico y las largas horas dedicadas a enseñar a los niños caroreños, que ya adultos siguieron
en el arte del pincel y el caballete o el soplete y la fundición.
IV- LA MUSICA
En una región favorecida por la naturaleza donde habitan más de la mitad de las aves del
planeta y el mismo número de insectos de toda la tierra. Donde hay luz solar casi todo el año,
y el astro en su recorrido vuelca la mitad de su energía sobre nuestra privilegiada geografía.
Es natural que la gente de esta parte del mundo este dotada de una especial facultad para
cultivar uno de los siete artes más exigente la música
Para Chanita Colombo nacida en un Taller-Escuela proveniente de una aldea de lutieres:
El Paso de Baragua. Su madre Juanita Colombo fue un gran fabricante de instrumentos
musicales, razón por la cual la artista en cuestión está dotada de un fino olfato para escoger
los temas de sus etapas o instancias en que ha dividido su experiencia en esta tarea de
ahondar en la música y sus representantes.
Más de ciento cincuenta años de evolución de nuestra música, puesta de manifiesto en
Bandas, Orquestas, Dúos, Solistas, que han divertido o puesto a soñar a la ciudad y su periferia.
Músicos como Juancho Querales, padre del gran Rodrigo Riera, Alirio Díaz, Isaías Ávila con su
Banda lLa Juancho Querales, o el profesor Joaquín Pérez Zavarce y su Orquesta Central Boys,
con su cantante estrella “el barbero” Riosellano Herrera y su lema onomatopéyico “chiqui-
chiqui cha” .
Desfilan sin eje de continuidad gracias a la técnica desarrollada por Arturo Michelena y
Cristóbal Rojas el del daguerrotipo y el relleno de color, en 18 cuatros se recogen: Bandas,
Grupos, Orfeones, Duos, Solistas. Toda esta fauna de músicos que abundaron como
“gondoleros” venecianos en un pueblo sin canales de agua, ni Plaza de San Marcos. Pero con
soñadores impenitentes como los esquizofrénicos personajes carpenterianos del “El Siglo de
las Luces” como el viejo panfletario “Chío” Zubillaga Perera, quien en su cuarto-Universidad
prendía el gramófono y colocaba un disco de pasta negra, para oír la novena de Beethoven,
también Madler y Verdi, discos traídos de Paris en su último viaje de flaneur.
Texto inédito escrito por juandemaro Querales y leído por la artista Chanita Colombo el
viernes 29 de agosto de 2014, en la Iglesia de la Virgen del Carmen en la Represa, Carora,
Estado Lara, en el conferimiento del Doctorado En Artes por la IPHAU de Florida.