Por: Juandemaro Querales
La invasión del Táchira al Occidente venezolano, por tropas de paracaidistas y un escuadrón
de aviones de combate, al mando del General Betancourt Pírela del REDI de la región andina,
ocupando San Cristóbal y sus lugares de acceso, reprimiendo las manifestaciones de pacíficos
ciudadanos al estilo NAZI, acción que ha desatado una condena tanto a nivel nacional como
internacional.
Las protestas en el Táchira que comenzaron en el mes de enero, pidiendo la libertad de unos
estudiantes de la ULA Táchira y cuya represión desmedida soliviantó rápidamente los ánimos,
haciendo visible el descontento que se viene confrontando por la escases de productos de
primera necesidad y el racionamiento de la gasolina, sumado a la inseguridad generada por
años de descuido y abandono de la frontera por los órganos del poder público y sus policías.
Dejando a una población inerme a los ataques del narcotráfico y la guerrilla en nuestra
principal puesto fronterizo con la República de Colombia.
El fracaso del gobierno de Nicolás Maduro y sus socios militares, reflejados en una economía
de la precariedad , agudizado por el contrabando de extracción en una frontera porosa de
por sì, en cuyos puestos fronterizos se escapan con la complicidad de funcionarios de aduanas
y la Guardia Nacional; siendo el lugar ideal por donde se escapan los alimentos que son
importados para paliar la ya aguda escases, que la política fondomonetarista roja como sello
de fabrica de una gestión de gobierno errática.
Como en la Numancia de la antigüedad, cuando un establecimiento poblado Celtibero se
opuso al dominio romano, cuyas tropas capitaneadas por el cinturón Emiliano Escipiòn el
Joven, quiere imponer la esclavitud de los naturales al César, ante esto los nativos de la
Hispania optan por pelear durante años, y cuando las tropas latinas va a dar el asalto final, los
numantinos prefieren suicidarse en masa para no vivir en esclavitud. Echo que quedó en la
historia marcado a fuego para orgullo de la nación Ibera.
Cuando las fuerzas del Triunvirato que gobierna el país: Diosdado Cabello, Miguel Rodríguez
Torres y Nicolás Maduro, validos de un Decreto de Estado de Excepción se enseñorean sobre
el Estado Táchira, proclaman a cuatro voces que lo hacen para dar una lección que sirva de
ejemplo y no contagien al resto de las entidades federales. La Fuerza Armada se transforma en
un ejército de ocupación de su propio país, configurando un caso de secesionismo, que puede
dar lugar a la peligrosa atomización del territorio.
La ocupación del estado fronterizo por una fuerza militar descomunal, descabeza el gobierno
legitimo de sus Autoridades, desconociendo los Derechos fundamentales consagrados en la
Constitución y las Leyes. Organizando de seguidas una cacería contra una población pacifica
que hace uso del Derecho universal de la protesta; ante el mal gobierno que lo sume en la
pobreza. Nunca una maquinaria bélica adquirida a Rusia con la excusa de enfrentar a Estados
Unidos por el difunto Hugo Chávez, ha sido peor utilizada ya que se usa para reprimir a un
pueblo conformado por estudiantes, amas de casa y gente ocupada en la economía informal.
Cuando Rodríguez Torres y el general Betancourt Pírela, arrasaròn con las instituciones que
preside el gobernador José Vielma Mora, están asestando un duro golpe a la legitimidad
de nuestro Sistema Político; estas fuerzas de ocupación se harán comunes cuando las otras
regiones que también protestan, y se enfrentan a la bestialidad de la Guardia Nacional y las
bandas armadas del PSUV, disimuladas con el intimidante nombre de Colectivos; empujan para
la desaparición del Estado Venezolano clásico.
El desconocimiento de la Historia de Venezuela y la del Táchira lleva a este Triunvirato a
cometer tan craso error: la destrucción del estado fronterizo, circunstancia que ya se ha dado
en otro momento de nuestra evolución, durante la dictadura del general Juan Vicente Gómez
con la excusa de acabar los alzamientos antigomecistas de Juan Pablo Peñaloza, comisiona a su
primo Eustoquio Gómez, conocido por su crueldad, llevar a cabo la tarea de borrar del mapa
a su tierra nativa. No ha pasado mucho tiempo de la ocupación por un Ejército secesionista
influido de ideas castro comunista y dotado de una maquinaria bestial de muerte, cuando el
gobernador José Vielma Mora se deslinda de la razzia desatada por la bota autoritaria. Todo
por exigir comida y libertad en una tierra caracterizada por la bonhomía de su gente. Hoy
la miopía de los gobernantes la convirtió en zona de alivio de terroristas, narcotraficantes y
bachacos de gasolina y alimentos.
Febrero de 2014