Por: Juandemaro Querales
En los primeros días de enero el homicidio de dos personas y una niña que salvó su vida
Milagrosamente, en el interior de un carro, encaramado sobre la plataforma de una
grua, en la autopista Puerto Cabello-Valencia en el sector conocido como el Cambur.
Conmocionó a la opinión pública nacional ya que se trataba de Mónica Spear, su
exmarido Thomas Berry y su hija de cuatro años Maya Berry.
Este crimen cometido con saña unos delincuentes pertenecientes a una mega-banda
que opera en la Autopista que conduce al segundo puerto en importancia del país;
circunstancia que abrió una espita en la sociedad de la nación caribeña, al que sus
gobernantes le hacen creer al mundo que aquí se lleva a cabo la construcción de un
nuevo modelo social, que busca rescatar a sus pobladores del odioso capitalismo, para
llevarlos a la tierra prometida del Socialismo.
Para algunos analistas políticos y del fenómeno comunicacional, la muerte a todas luces
condenable de una familia, es un acontecimiento que puede precipitar una “noche de
San Bartolomé”; siendo la estrella asesinada el símbolo por excelencia de una cultura
icónica, representada en su perfil de actriz de telenovela y miss Venezuela cuya corona
ostentó en su crisma en el 2004, referencias identitarias de una sociedad poderosamente
moldead por la cultura massmediatica.
El sacudón del 89 en el siglo anterior se “origina “por el “inofensivo “aumento de un
real al litro de gasolina, si bien es el dato a tomar en cuenta, de allí partió la chispa que
incendió la pradera. Todos sabemos que los procesos sociales se van desarrollando en
el tiempo hasta producir verdaderos temblores telúricos siendo imposible detenerlos o
desviarlos. Esta tronera abierta es un paso más en la carrera acelerada hacia al barranco
que comenzó a cavarse a partir del 99, este baño de sangre provocado por los “maras”
criollos que juran con esta acción a acercar el autoritarismo anacrónico.
Un gobierno empeñado en fundar un sistema político y social para conservar el poder a
toda costa; un hecho como el asesinato de Spear y su familia, rompe una alianza tácita
en tre un Estado y su expresión política: la dictadura, y sectores anarco-delincuentes,
esta violación del libreto puede considerarse como “ruptura” de un matrimonio a
contra natura, a lo que algunos ven una mano peluda para pescar en río revuelto. Antes
con su violencia y la lenidad y complicidad de un Estado para que amedrentara a la
po blaciòn. Hoy el monstruo de la hidra salido de cauce escribe el epitafio
final del incendio y la muerte convocados por los enemigos del pueblo venezolano de
adentro y de afuera.
Este mito posmodernista mezcla de Barbie con la Madre Teresa de Calcuta, pensada por
el diabólico de Osmel Sousa. Se vino al suelo con su desaparición violenta, la caridad y
la realización de rifas y verbenas para financiar el infierno en la tierra, tendrá de seguro
continuadores.
La jauría de lobos que husmea entre los restos de lo que pudo haber sido, se cebaron en
sus cuerpos aprisionados, pidiendo auxilio y clemencia de sus verdugos, gritos no oídos
en la maleza del apartado camino, solo una niña de cuatro años con la rotula de la pierna
izquierda perforada por una bala, podía recrear hasta la locura la desintegración de un
modelo utópico que desapareció hace tiempo por extravío ideológico.
Enero de 2014